En las pasadas notas ya vimos en qué consistía eso del entrenamiento cruzado y qué actividades podrían beneficiarnos más como corredores. Hoy, en la última nota de esta serie de tres, nos centramos básicamente en los beneficios que te proporcionan, en qué te pueden ayudar según tu nivel y tu modalidad como corredor y en darte unas premisas básicas para aplicarlo correctamente.
En la pasada nota te contamos qué es y qué actividades podrías incorporar en tu entrenamiento. En ésta, vemos los pros y contras de cada una de ellas y cuáles serían las más idóneas.
En el primer artículo de una serie de tres, te contamos qué es el entrenamiento cruzado y entre qué actividades puedes elegir.
¿Qué es?
El entrenamiento cruzado es aquel en el que practicamos otros deportes o disciplinas diferentes a la nuestra buscando beneficios para ésta. Por ejemplo, un corredor que practica ciclismo buscando una mejora de rendimiento en su ritmo de carrera. Generalmente, este tipo de entrenamiento se introduce para mejorar el estado de forma y como alternativa a actividades de impacto que pudieran ser más lesivas, como sería el caso de la carrera a pie. Así, a grandes rasgos, se recomendaría para dos perfiles de deportistas que son más susceptibles o que tienen mayor riesgo de lesión.
Aquellos que acumulan gran volumen de entrenamiento. De hecho, el volumen del entrenamiento de la carrera a pie es altamente predictivo del índice de lesiones.
Y aquellos que se inician, con o sin sobrepeso, y que requieren de ciertas adaptaciones previas.
La salud de la columna lumbar está determinada en parte por la resistencia muscular de la musculatura del tronco. Además, dicha musculatura podría tener un papel importante en el rendimiento, ya que al ser el "centro" de sustento por el que pasan todas las fuerzas, su fatiga tendría un efecto perjudicial en la técnica específica del deporte, la coordinación en general, el control de la postura y la estabilidad raquídea. Así que cobra doble importancia su entrenamiento: salud (sobre todo en su vertiente de prevención de lesiones) y rendimiento. De hecho, por ejemplo, en el corredor de montaña se asocia un encorvamiento de la zona lumbar cuando se echa el cuerpo para atrás a una fatiga de dicha musculatura, perjudicando así un factor clave como es la economía de carrera.
Antigament, l’entrenament de força per als xiquets i joves tenia un plantejament més bé conservador, no recomanant-lo en pràcticament cap cas. L’edat en que començava a prescriure’s era després de la pubertat, passant a ser contraindicat en edats primerenques per por sobre tot a efectes perjudicials sobre el desenvolupament ossi i el ple creixement corporal. Lluny d’açò, actualment s’han demostrat beneficis per al creixement, autoestima, maduració, rendiment, prevenció de lesions, millora del perfil greix.... I tot açò més accentuat en dones. Demostrant-se, a més, que l’estrés que provoca un entrenament de força apropiat pot ser un estímul beneficiós per a l’os i el creixement (la força no para el creixement del xiquet, més bé al contrari). Així que, actualment, podríem dir que hi ha un consens mundial per part dels experts en el que recolzen la participació supervisada de joves en entrenaments de força, i que aquestos programes poden resultar segurs i efectius per a la millora de la salut i el rendiment d’aquest grup de població.